Pymes: el protocolo familiar, un legado de papá

 

Columna del Dr. Leonardo Glikin / El Cronista - Pyme / 12 de Junio de 2017

La gran mayoría de las pymes argentinas son empresas familiares, lo que significa que tienen la vocación de continuidad en la próxima generación.

La gran mayoría de las pymes argentinas son empresas familiares, lo que significa que tienen la vocación de continuidad en la próxima generación.

Existen numerosas estadísticas a nivel internacional que marcan los riesgos del traspaso a la siguiente generación, ya que los conflictos interpersonales entre los integrantes de la familia empresaria pueden escalar de tal manera, que pongan en riesgo la continuidad.

Durante muchas generaciones, los hijos aprendieron de sus padres, en un proceso que era, fundamentalmente, de imitación, de adopción de estilos de trabajo y hasta modos de pensamiento que habían sido exitosos. El negocio se aprendía naturalmente, hasta que fluyera por la sangre. En la actualidad, las cosas son un poco diferentes. Las llamadas ‘Generación X’ (jóvenes que nacieron después de 1964 y hasta 1980) y ‘Generación Y’ (los que nacieron después de 1980) tienen características propias, muy diferentes de las generaciones anteriores.

Frente a este escenario, son muchos los padres, dueños de empresas, que se preocupan por encontrar las maneras efectivas para integrar a sus hijos, y prevenir los conflictos que potencialmente se pueden desencadenar.

El proceso de incorporación de la nueva generación representa un gran desafío para los integrantes de la empresa, y los miembros de la familia, ya que es necesario responder a muchas preguntas, entre las cuales cabe formular algunas a modo de ejemplo: ¿Los hijos deben empezar desde abajo, o con un cargo directivo? ¿Es necesario que hagan una experiencia fuera de la empresa familiar antes de incorporarse? ¿Cuál debería ser el nivel de retribuciones de los miembros de la familia?

¿Debería existir un plan de carrera pre-establecido para ellos? ¿Qué pasa si un miembro de la familia no responde a las exigencias de la empresa? ¿Cómo lograr que las normas establecidas se cumplan?

Una de las mayores preocupaciones, en esta etapa, es preservar la armonía familiar, y encontrar el lugar de cada uno. En los últimos años, ha tomado fuerza un proceso que ayuda a pautar las relaciones entre familia y empresa, y que permite establecer pautas de cumplimiento obligatorio.

Ese proceso de armonización entre empresa y familia culmina con la elaboración y firma de un Protocolo Empresario–Familiar.

El Protocolo es un instrumento que posee valor moral y legal, en el que se establecen y acuerdan las cuestiones trascendentes para la familia empresaria que van desde criterios para la incorporación de familiares y su desvinculación, temas de remuneración, pautas de inversión, sucesión, criterios para la compraventa de partes societarias, y, en general, todo aquello que adapte la legislación general a la realidad de una empresa y una familia en particular.

Poder suscribir el primer Protocolo puede ser un gran legado de papá a la familia empresaria: la coronación de un proceso de organización de la empresa y entrenamiento de los integrantes de la familia, para consolidar el esfuerzo de muchos años, y seguir creciendo en armonía.